03 septiembre 2014

La Rioja Alta. Capítulo 3.

Y en nuestra tercera jornada de viaje llegamos a la capital de la Rioja Alta, la ciudad de Haro. Hemos llegado recorriendo una carretera salpicada de viñedos de tempranillo, garnacha, mazuelo y graciano. Pero ahora dejamos las vistas al campo riojano para llegar a uno de los puntos neurálgicos de la Rioja. Las bodegas de Haro. Recomendable ir a la zona baja de la ciudad, donde se encuentran la mayoría de las bodegas, en el llamado barrio de la Estación. Imprescindible reservar un par de visitas a alguna de ellas. 


A nosotros nos recomendaron la de Muga y acertamos de pleno. Un gusto descubrir los secretos de la elaboración del vino, tan bien contados y con tanta pasión. Un paseo didáctico donde descubrir por ejemplo de donde viene la expresión "a ojos de buen cubero". 




Aprender también como se hace el trasiego por gravedad, o el proceso de clarificación con unas simples claras de huevo sorprende al más puesto.




Luego visitamos Cune, donde facturan al año 8 millones de botellas de vino. Casi nada. Destacaré el "cementerio" , el lugar donde reposan los vinos de muchos años, el sanctasanctórum de la bodega. Aquí se respira historia y veneración a la cultura del vino. 



De tapeo por Haro
Acabadas las dos visitas nos adentramos por el centro de la ciudad. Es hora de comer y nos movemos por la zona entre la plaza de la Paz y la iglesia de Santo Tomás, donde hay un buen abanico de tapas. Difícil elegir. Y no olvidar probar alguno de los platos típicos: patatas o bacalao a la riojana

Y con la barriga y el  el corazón contento, toca un ratito de descanso. Y nada mejor para tal menester que el claustro central de los Agustinos. Un convento reconvertido en hotel. 

Tomar una copa relajada en este ambiente es un placer . Imaginaros fue en 1373 un convento, ya en 1800 fue  guarnición militar, luego hospital, luego una cárcel, y ahora un hotel. Nos gustó tanto que repetimos.


Bodega Marqués de Riscal
Con fuerzas renovadas tomamos otra vez la carretera para cruzar de la Rioja Alta a la Rioja Alavesa. Nos dirigimos a Elciego a ver la majestuosidad arquitectonica de la bodega del Marqués de Riscal, obra de Frank Gehry. Sorprende la luz de ese envoltorio arquitectónico, pero dejamos la visita para otra ocasión.



De vuelta a Briones pasamos por San Vicente de la Sonsierra. Al oeste, bajo el castillo del pueblo, nos espera un baño en el Ebro, a la altura del puente medieval que era la frontera de Navara con Castilla. Desde el siglo XII hasta hoy, mucha agua ha corrido bajo estos ojos.
El Ebro a su paso por San Vicente de la Sonsierra

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