11 marzo 2014

¿Eres más trapisonda o más nefelibata?


Complicada la cuestión. Sobretodo así, de primeras. Cuando seguramente no sabéis que quiere decir ni trapisonda ni nefelibata (tampoco yo hasta que me las tropecé). Pero son palabras bonitas, evocadoras, especiales.

Me gusta encontrarme palabras así. Palabras que desconozco hasta el momento que me topo con ellas y de las que me enamoro en el mismo instante. De esas que no te da pereza ir al diccionario a buscarlas.

Vamos con la primera. TRAPISONDA.
Según la Real Académia de la Lengua significa bulla, alboroto o riña. (p.ej. Tremenda trapisonda ha habido), pero hay una segunda acepción que le da el significado de enredo, embrollo, desorden o confusión. (p.ej. A mí no me metas en tus trapisondas). Y por extensión, se utiliza coloquial mente para referirnos a las personas amigas de enredos y alborotos. ¿Sois vosotros un poco trapisondas?

Pero todavía hay un tercera acepción que me gusta más, y que es una de esas palabras en desuso. La "trapisonda" es un estado de la mar, cuando está agitado,  formado por olas pequeñas que se cruzan en diversos sentidos y cuyo ruido se oye a bastante distancia ya que van acompañadas por el ulular del viento.

El diccionario de María Moliner atribuye el origen del término al imperio de Trapisonda o Trebisonda, en Turquía . 

La otra palabra, de la que ya hablé aquí hace años, es NEFELIBATA. Es mi palabra preferida. La Real Academia dice que es un adjetivo con este significado : Dicho de una persona: Soñadora, que anda por las nubes.
Si ya de por sí la palabra es bonita, sonora, con encanto y fuerza, su significado la acompaña por completo. Un termino que es capaz en solo diez letras de identificar un estado tan complejo como el de los soñadores.

Un lector argentino recuerda haber leído en Rayuela un pasaje donde Cortázar la utiliza : "Ladrones de eternidad, embudos del éter, mastines de Dios, nefelibatas".

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