26 noviembre 2013

Temporada de dátiles. ¿A que no puedes comer sólo uno?


Para estar gastronómicamente sensibilizados hay que comer productos de temporada. Y ahora mismo encontramos en mercados y mercadillos uno de nuestros productos locales de mayor exquisitez. Y qué, tonta de mi, estuve sin probar años y años, por aquello de que hasta que no te haces mayor, hay cosas que no se prueban ( en este y en otros sentidos).


Pues como decía, que me voy por los cerros de Úbeda, estamos en temporada de dátil. Las palmeras están dando lo mejor de sus frutos. Maduros y brillantes, y de muchas variedades. Y los que vivimos en este lado del Mediterráneo, vecinos de palmera de argelinos y marroquíes, lo tenemos fácil.

El dátil es un producto que además te permite mil combinaciones con productos de otros sabores. Lo que hoy os dejo es una receta para ir ensayando para estas Navidades. Para los foodies ( palabro de moda) o gourmets, aficionados, cocinillas o resposteros en ciernes ( va por tí, Maite) , aquí os dejo esta mini-receta para quedar bien a la hora del café.

Viene a ser un delicioso petit four (otro palabro,esta vez del francés) , esos mini-pastelitos que se sirven en la sobremesa.

Y hablando de palabras, en castellano, la palabra gormar (que aunque de origen incierto, podría venir del francés gourmet) tiene un significado totalmente paradójico, significa vomitar. Curiosidades del lenguaje. 

La receta : Dátiles crujientes con mazapán de la chef, como no, ilícitana,  Susi Díaz.

Ingredientes
50 dátiles enteros
100 g de masa de mazapán
150 g de fondant (para el caramelo)
150 g de glucosa (para el caramelo)

Elaboración
Hacer un corte limpio a los dátiles por una sola parte. Retirar el hueso con cuidado de no romper la otra mitad y rellenar el hueco que ha dejado el hueso con el mazapán.
Para hacer el caramelo, calentamos el fondant y la glucosa hasta alcanzar los 155 ˚C.
Retiramos del fuego y bajamos la temperatura a 100 ˚C.
Para acabar, pinchamos los dátiles con mazapán con un palillo, los sumergimos en el caramelo y, luego, los clavamos en un corcho de forma que el dátil quede boca abajo. Así, además de escurrir el caramelo sobrante, se formará una estalactita que resaltará la estética y hará la presentación más bonita.

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