21 febrero 2011

El sueño del celta

Si alguien se ha preguntado alguna vez como se escribe un libro, tiene la respuesta en El sueño del celta, la última novela de Mario Vargas Llosa. Cada página ( y son 450) ha sido un lienzo en blanco al que le han dado forma, después de inventar , hilvanar y hacer creíble una historia. No puedo llegar a imaginar cuanto tiempo ha tardado el recién y flamante Nobel en escribir esta aventura, pero me quito el sombrero. Sólo hay que leer los reconocimientos al final de la novela para ver el trabajo que le ha llevado el escribir esta historia sobre Roger Casament.

Al principio pensé que el personaje era ficticio (jamás había oído hablar de él), pero conforme avanza el relato te vas tropezando con personajes reales como Stanley, Livingston, Conrad, Yeats… y ya te preguntas si Casament no existió también. Y así fue. Lo que hace Vargas Llosa es recoger la historia de este irlandés y fantasear de manera documentada sobre su vida.

- Lo peor, lo peor, Casament, fue ser testigo de las cosas horribles que ocurren a diario en ese maldito país. Que cometen los demonios negros y los demonios blancos, a donde uno vuelva los ojos. …Es la corrupción moral, la corrupción del alma que lo invade todo en este país…

- ¿has leído El corazón de las tinieblas? – preguntó Roger a Alice- ¿crees que es justa esa visión del ser humano?
- Supongo que no lo es -repuso la historiadora-…Esa novela es una parábola según la cual África vuelve bárbaros a los civilizados europeos que van allá. Tu informa sobre el Congo mostró lo contrario, más bien. Que fuimos los europeos los que llevamos allá las peores barbaries. (…)

- Nada es blanco y negro, querido- comentó Alice-. Ni siquiera en una causa justa. También aquí aparecen esos grises turbios que todo lo nublan.


El libro empieza con Casement, condenado a muerte en el Londres de 1916, esperando el indulto, y va yendo y viniendo a diferentes escenarios: el Congo o la Amazonia, donde estaba en misión diplomática para el gobierno belga y británico. Hasta que los servicios de inteligencia británicos sospecharon de él , cuando Casament empezó sus proyectos secesionistas irlandeses, entonces fue detenido.

El libro nos habla del abuso de poder, del alma humana, de los ideales, del mal como autoridad, del concepto de civilización, …..

- Todo eso era verdad, pero también lo era que la idea de Dios no cabía en el limitado recinto de la razón humana. Había que meterla allí con calzador porque nunca encajaba del todo. Él y Herbert Ward habían hablado muchas veces de ese asunto. “En lo que se refiere a Dios hay que creer, no razonar”, decía Herbert. “Si razonas, Dios se esfuma como una bocanada de humo.”

- Esa era la palabra que mejor describía lo que se había sentido siempre, en Escocia, en Inglaterra, en el África, en el Brasil, en Iquitos, en el Putumayo: un desterrado. Buena parte de su vida se había jactado de esa condición de ciudadano del mundo que ,según Alice, Yeats admiraba de él: alguien que no es de ninguna parte porque lo es de todas. Mucho tiempo se había dicho que ese privilegio le deparaba una libertad que desconocían quienes vivían anclados en un solo lugar.

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