20 octubre 2010

El camelo de la maternidad

Sólo hay una cosa que me hace enmudecer en una conversación. El tema niños. Sí, y eso que yo intento implicarme y hablar de mis sobrinos. Pero me cuesta. Me aburre.
Me niego también a decir que no tengo instinto maternal porque creo que eso es un camelo evidentemente de algún machote. Simplemente no tengo la necesidad de procrear o eternizar mis genes.

Evidentemente a mi se me ha pasado el arroz, como suele decirse, pero creo que de haber querido, la oportunidad la tuve con la única persona con la que a lo mejor, llegado el momento y si él me lo hubiera pedido, a lo mejor, ya digo, hubiera tirado para adelante. Pero no, no he querido y punto, no necesito hacer una revisión de mi pasado en busca del idóneo espermatozoide posibilitador de ese estado llamado de buena esperanza.

Y todo esto viene al caso por un libro que estoy leyendo y que me está encantando. Se llama Tenemos que hablar de Kevin ( Lionel Shriver, Anagrama), una reflexión incisiva y atrevida sobre la maternidad. Sobre esa etapa maravillosa y feliz, que si se revisara tal vez no seria como se pinta. Hay quien piensa que la mujer si no tiene hijos es poco menos que coja o manca, incluso antiguamente eras tildada de estéril directamente, no se concebía que se pudiera ser mujer y no ser madre.

Hoy en clase de ingles la teacher me ha preguntado si tenia niños. A punto he estado de decirle. No, I don’t like babys. Pero en un segundo he pensado que iba a quedar como una malvada o depravada. Creo que hasta incluso yo todavía tengo que luchar contra esa imagen de la maternidad maravillosa e irrevocable, el fin único de la mujer.
Yo sé que el dia de mañana, quiero decir cuando sea un vieja que no me valga por misma, seré carne de geriátrico, sin hijos que me cuiden, pero evidentemente no voy a ser tan egoísta de criar un hijo para que me cuide el dia de mañana. Más que nada por que el dia de mañana, vete tu a saber si el niño te ha salido rana y ni se acuerda de ti. Y además, hoy ya con hijos o no, los abuelos acaban en la residencia fijo. Así que ni el motivo egoista me sirve para decidirme a ser mamà.
En fín, pues seguiré siendo la rarita, y por cierto cuando acabe el libro, ahora mismo estoy enganchadísima, os dejo una reseña. Vale la pena.

1 comentario :

Laura T. Marcel dijo...

Pots estar tranquil·la amb la teva decissió. Menuda creu això d'haver de ser mare pq toca. El tenir fills ha de ser, la primera cosa de totes, un fet molt desitjat pq t'asseguro que no arreglen res ni solucionen res ni t'asseguren res en el futur, donen molta feina, molts problemes i a vegades també satisfaccions. Jo en tinc dos que han sigut MOLT DESITJATS i amb tot i això no sé que faria si ara pugués tornar enrere... o sigui que a pots dir que no t'agraden els babys on vulguis i amb el cap ben alt i sobretot no et sentis rara, sent coherent com ets i disfruta dels nebots a estonetes.